Percy Cayetano Acuña Vigil

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Los tratados económicos que esta firmando EEUU

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Por qué despierta tanta oposición en Europa el TTIP, el acuerdo que creará el mayor mercado del mundo

Redacción BBC Mundo

  • 14 octubre 2015

Más de 100.000 personas marcharon en Berlín y otras ciudades de Europa contra el TTIP.

¿Que hizo que más de 100.000 berlineses salieran a las calles a protestar este fin de semana en la capital alemana?

La cuatro letras que desatan su furia, TTIP, identifican a un acuerdo económico en ciernes que abriría nuevos canales comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos.

Lo que a primera vista no parece muy amenazante, dado que el TTIP (Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión, por sus siglas en inglés) se trata de una propuesta de unión comercial entre dos bloques de países desarrollados que comparten muchas características políticas y culturales.

Y en donde no se dan las abismales diferencias de ingresos entre países miembros que han hecho que otros tratados como el de América del Norte (TLCAN), o el más reciente Acuerdo Transpacífico (TPP), sean criticados como poco más que plataformas para que las naciones más ricas puedan establecer maquiladoras en las naciones más pobres de esas alianzas.

No obstante, el propuesto TTIP -actualmente en negociación- ha desatado multitudinarias protestas en Alemania y en el resto de Europa.

La de Berlín el sábado congregó a 250.000 personas, según los organizadores, y 100.000 según la policía.

En cualquier caso fue una de las manifestaciones más grandes que se recuerden contra un tratado comercial.

Detalles

Para los opositores al tratado, que crearía el mayor bloque comercial del mundo, el diablo está en los detalles.

Específicamente en los acuerdos de armonización de normas regulatorias en temas como el ambiental o el laboral.

Lo que temen muchos activistas es que la asociación con Estados Unidos vaya a socavar las estrictas normas europeas en estas materias.

Y que el TTIP vaya a ser una especie de caballo de Troya mediante el cual lo que ellos consideran "capitalismo salvaje" estadounidense vaya a tomarse el modelo más estatista e intervencionista de Europa occidental.

Lea también:El acuerdo comercial más grande del mundo no incluye a China

Normas polémicas

La European Citizens Initiative (Iniciativa Ciudadana Europea) se describe a sí misma como una agrupación de más de 500 ONG del Viejo Continente coordinadas en su oposición al tratado en discusión.

Image copyright afp Image caption Los activistas dicen que el TTIP puede socavar instituciones democráticas.

Su sitio web (www.stop-ttip.org) expone sus principales críticas al propuesto tratado.

Una de ellas tiene que ver con el sistema de resolución de disputas entre los inversionistas y los Estados.

La norma permitiría a empresarios de Estados Unidos y Canadá a demandar por daños y perjuicios si creen que han sufrido pérdidas debido a leyes de la Unión Europea o de Estados miembros de la Unión Europea.

Lea también: ¿Puede el poder de las multinacionales amenazar la democracia?

"Esto también puede afectar leyes que se expidieron en el interés del bien común, tal como las de la protección ambiental y del consumidor", dice el sitio web del grupo activista.

Una herramienta de protección

Una opinión que, por supuesto, no es compartida por muchos empresarios que ven en este sistema de resolución de disputas un mecanismo para garantizar la seguridad jurídica de sus inversiones.

Image copyright AFP Image caption Los defensores de la iniciativa aseguran que generará desarrollo y puestos de trabajo.

Las naciones industrializadas concibieron este tipo de convenio en los años 60 como una manera de proteger las inversiones de sus compañías contra riesgos como las nacionalizaciones en los países extranjeros en los que operaban.

"Quienes apoyan la herramienta alegan que es un foro imparcial y justo para arbitrar disputas entre los inversores y los Estados y, de ser apropiado, para decidir el monto de la compensación que deben recibir los inversores", asegura el analista económico de la BBC Michael Robinson.

Armonización

Los opositores al TTIP en Europa también aseguran que el medio ambiente del continente sufriría si se aprueba el tratado.

Image copyright Getty Image caption Se calcula que las negociaciones del TTIP terminarán en 2016.

Por ejemplo, aseguran, el tratado daría pie para una mayor actividad de exploración petrolera usando los métodos de fracking que la Unión Europea ha resistido hasta el momento por los riesgos ambientales que se le atribuyen.

Aunque un eventual tratado tendría que ser ratificado por los parlamentos nacionales, hasta el momento ha sido discutido en privado, precisamente en un momento en que la confianza pública por las instituciones europeas parece estar tocando fondo.

Por lo que no resulta extraño que los miles de activistas en Berlín y otras capitales europeas estimen que esta es una causa por la que vale la pena protestar.

Lea también: Las lecciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte

Mercado expandido

Como ocurre frecuentemente con los tratados de libre comercio, las críticas se ven contrapuestas a las expectativas de grandes logros económicos y de generación de empleo si el acuerdo se aprueba.

La Comisión Europea ha estimado que el TTIP podría aumentar el tamaño de la economía de la UE en US$130.000 millones.

Si, como se espera, las negociaciones concluyen el año entrante y el acuerdo se materializa, sería el mayor acuerdo comercial en la historia.

06 octobre 2015

Trois millions de signatures contre le traité transatlantique Tafta/TTIP

Le site de l'initiative citoyenne européenne auto-organisée Stop TTIP/Tafta.

C'est à une mise en scène symbolique, mais néanmoins lourde de sens, que se sont livrées mercredi 7 octobre les organisateurs du collectif Stop Tafta. Cette coalition d'organisations de la société civile, de syndicats et de citoyens défavorables au traité transatlantique Tafta/TTIP ont en effet remis à la Commission européenne une pétition de 3,2 millions d'Européens appelant à l'arrêt immédiat des négociations de cet accord de libre-échange géant entre l'Europe et les Etats-Unis. Le lendemain, des organisations françaises en ont fait de même avec le secrétaire d'Etat au commerce extérieur Matthias Fekl :

Initiative symbolique, car elle a été organisée en dehors du cadre institutionnel européen : la Commission européenne a en effet rejeté en septembre 2014 la demande d'enregistrement officiel d'une initiative citoyenne européenne (ICE), un mécanisme de pétition qui permet de mettre à l'agenda de la Commission un sujet à condition de rassembler 1 million de signatures issues d'au moins sept pays européens. L'institution bruxelloise a estimé que l'arrêt des négociations du traité transatlantique réclamé par la pétition ne rentrait pas dans le cadre de ses attributions – car les 28 Etats européens lui ayant donné mandat de négocier, ils sont les seuls à-même d'arrêter les négociations.

Le collectif Stop Tafta est passé outre cet obstacle en "auto-organisant" une pétition sur son site, qui rassemble au bout de quinze mois plus de trois millions de signataires. L'enjeu pour les opposants à la négociation n'est de toute façon pas tant de contraindre la Commission européenne à quoi que ce soit, mais d'accroître la pression politique sur les promoteurs du Tafta/TTIP pour le faire capoter en fin de course.

Objectif : influencer le Parlement européen

Dans le meilleur des scénarios, un ou plusieurs grands pays européens pourraient réclamer l'arrêt des négociations. C'est ce qu'avait fait Lionel Jospin en 1998 pour un accord du même type (l'Accord multilatéral d'investissement, ou AMI), fortement contesté par sa majorité. Si le gouvernement Valls émet de plus en plus de réserves sur le contenu du futur traité, on est pour l'instant loin de cette extrêmité.

Mais les "anti-Tafta" comptent plutôt influencer les 751 députés européens qui auront un jour à ratifier le traité si la négociation aboutit – dont une bonne partie sont aujourd'hui très sceptiques, bien que favorables à l'accord sur le principe. Plus immédiatement, ils entendent aussi saborder la ratification de l'accord CETA Europe-Canada, le "petit cousin" du traité transatlantique, qui doit être validé par le Parlement européen dans les prochains mois. Ils espèrent une répétition du précédent historique du traité anti-contrefaçon ACTA, stoppé à la surprise générale par le Parlement européen en 2012.

La forte mobilisation contre le projet transatlantique – plus forte en Allemagne qu'en France – pousse aussi la Commission européenne dans ses retranchements. Si ses efforts pour améliorer la transparence des discussions sont encore cosmétiques (voire régressifs), l'institution bruxelloise a cédé du terrain sur la question des tribunaux d'arbitrage, dont elle a présenté en septembre des pistes de réforme ambitieuses.

Maxime Vaudano

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http://www.lemonde.fr/les-decodeurs/article/2014/12/02/la-petition-europeenne-n-a-pas-revolutionne-la-democratie_4532387_4355770.html

http://noalttip.blogspot.pe/

Y el tratado comercial del Pacifico?

La farsa del acuerdo comercial del Pacífico

El TPP es un pacto para administrar las relaciones comerciales y de inversión de sus miembros y para hacer esto en representación de los más poderosos lobistas de negocios.

por Joseph E. Stiglitz / Adam S. Hersh *

Después de que negociadores y ministros de Estados Unidos y otros 11 países de la Cuenca del Pacífico se reunieran el lunes en Atlanta con el propósito de ultimar detalles del radicalmente nuevo Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), es justo y necesario realizar un análisis sobrio. El mayor acuerdo regional de comercio e inversión de la historia no es lo que aparenta ser.

Oirá mucho sobre la importancia que tiene el TPP para el “libre comercio”. La realidad es que este es un acuerdo para administrar las relaciones comerciales y de inversión de sus miembros y para hacer esto en representación de los más poderosos lobistas de negocios de cada país. No nos confundamos: es evidente del análisis de los principales asuntos pendientes, sobre los que los negociadores aún están regateando, que el TPP no gira alrededor del “libre” comercio.

Nueva Zelanda ha amenazado con retirarse del acuerdo debido a la forma en la que Canadá y EE UU administran el comercio de los productos lácteos. Australia no está contenta con la forma en la que EE.UU y México administran el comercio del azúcar. Y, EE UU no está contento con la forma en la que Japón administra el comercio del arroz. Estos sectores industriales están respaldados por significativos bloques de votantes en sus respectivos países. Y, ellos representan sólo la punta del iceberg en términos de cómo el TPP implementaría una agenda que, en los hechos, funcionaría en contra del libre comercio.

Para empezar, considere lo que haría el acuerdo en cuanto a ampliar los derechos de propiedad intelectual de las grandes compañías farmacéuticas, tal como nos dimos cuenta al leer versiones del texto de negociación que se filtraron al exterior. La investigación económica muestra claramente las razones por las que tales derechos de propiedad intelectual conducen, en el mejor de los casos, a que la investigación farmacéutica sea débil. En los hechos, existe prueba de que ocurre lo contrario: cuando el Tribunal Supremo invalidó la patente de Myriad sobre los genes BRCA, ello condujo a una expansión rápida de la innovación, lo que a su vez se tradujo en mejores pruebas de detección a menores costos. Ciertamente, las disposiciones del TPP van a restringir la competencia abierta y elevarán los precios que pagan los consumidores en EE.UU. y en todo el mundo – esto se constituye en un anatema para el libre comercio.

El TPP administraría el comercio de productos farmacéuticos a través de una variedad de ostensiblemente arcanos cambios en las reglas, sobre temas tales como la “vinculación de patentes”, la “exclusividad de los datos” y los “productos biofarmaceúticos”. El resultado de esto es que a las compañías farmacéuticas se les permitiría alargar prácticamente – y algunas veces casi indefinidamente – sus monopolios de medicamentos patentados, así como mantener fuera del mercado a medicamentos genéricos más baratos y bloquear, durante muchos años, la introducción de nuevos medicamentos por parte de competidores “biosimilares”. Esta sería la forma como el TPP administraría el comercio en lo que respecta a la industria farmacéutica, si EE.UU. se sale con la suya.

Del mismo modo, considere cómo EE.UU. espera utilizar el TPP para administrar el comercio en el ámbito de la industria del tabaco. Durante décadas, las empresas tabacaleras con sede en EE.UU. han utilizado mecanismos de adjudicación para inversores extranjeros, mismos que fueron creados mediante acuerdos similares al TPP, para luchar en contra de regulaciones destinadas a frenar el tabaquismo, un flagelo que afecta a la salud pública. Bajo estos sistemas de arbitraje de diferencias estado-inversor (ISDS, por su denominativo en inglés: investor-state dispute settlement), los inversionistas extranjeros adquieren nuevos derechos para demandar a los gobiernos nacionales en arbitraje privado vinculante en casos de que se instituyan reglamentos que ellos consideran como un factor que disminuye la rentabilidad esperada de sus inversiones.

Los intereses corporativos internacionales promueven el uso de los sistemas ISDS, cuando ello se considere necesario, con el fin de proteger los derechos de propiedad donde no hay imperio de la ley y tribunales creíbles. Pero esa argumentación no tiene ningún sentido. EE.UU. está tras el logro de implementar el mismo mecanismo en el caso de un mega-acuerdo similar con la Unión Europea, la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, a pesar de que existen pocas dudas sobre la calidad del sistema legal y judicial de Europa.

Con toda certeza, los inversores – independientemente de donde estén ubicadas sus sedes principales – merecen protección frente a la expropiación o las regulaciones discriminatorias. Pero, los ISDS van mucho más allá: la obligación de compensar a los inversores por pérdidas de ganancias esperadas puede y se ha aplicado incluso cuando las reglas no son discriminatorias y las ganancias se obtienen causando daños a la comunidad.

La corporación conocida anteriormente como Philip Morris está actualmente tramitando casos de este tipo en contra de los gobiernos de Australia y Uruguay (que no es un socio del TPP) debido a que dichos gobiernos exigieron que los cigarrillos lleven etiquetas de advertencia. Hace unos años, Canadá, bajo la amenaza de una demanda similar, se retractó de introducir el uso de una etiqueta de advertencia que tenía una eficacia análoga.

Dado el velo del secreto que rodea a las negociaciones del TPP, no está claro si el tabaco será excluido de algunos aspectos de los ISDS. De cualquier manera, el tema más amplio continúa siendo el mismo: dichas disposiciones hacen que sea difícil para los gobiernos llevar a cabo sus funciones básicas – es decir, proteger la salud y seguridad de sus ciudadanos, garantizar la estabilidad económica y proteger el medio ambiente.

Imagínese lo que hubiese sucedido si estas disposiciones hubieran estado establecidas cuando se descubrieron los efectos letales del asbesto. En lugar de clausurar a los fabricantes y obligarlos a indemnizar a quienes sufrieron daños, bajo las disposiciones de los ISDS, los gobiernos hubiesen tenido que pagar a los fabricantes para que dichos fabricantes no maten a sus ciudadanos. Los contribuyentes hubiesen sido gravados por doble partida – primero para pagar por los daños a la salud causados por el asbesto, y luego para pagar a los fabricantes por haber perdido ganancias cuando el gobierno intervino con el objetivo de regular un producto peligroso.

No debería sorprender a nadie que los acuerdos internacionales de Estados Unidos produzcan comercio administrado en lugar de libre comercio. Eso es lo que sucede cuando se cierra el acceso al proceso de formulación de políticas a las partes interesadas no empresariales– sin tener que mencionar a los congresistas, quienes son los representantes elegidos por los ciudadanos.

Fuente: El País

* Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor de la Universidad de Columbia, fue Presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Bill Clinton, y se desempeñó como Vicepresidente Senior y Economista Jefe del Banco Mundial. Adam S. Hersh es Economista Sénior en el Instituto Roosevelt y profesor visitante en la Iniciativa para el Diálogo sobre Políticas de la Universidad de Columbia. 

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