Lima arroja 20 metros cúbicos por segundo (m3/s) de desagües al mar, más del doble del caudal del Rímac fuera de época de lluvias.
Por Alberto Pasco Font, economista
Los puntos de descarga del desagüe limeño son varios. En el sur, La Chira arroja 8 m3/s al costado de la playa de la Herradura, pero como la corriente marina fluye de sur a norte, estas aguas son llevadas hacia Chorrillos, Barranco y Miraflores, por lo que afectan las playas de la Costa Verde. El siguiente colector es el Costanero, que arroja 4 m3/s de desagües frente a San Miguel, en la Costa Verde. En el Callao, el siguiente punto de desfogue, hay varios colectores que contaminan el mar, propagan enfermedades y perjudican las actividades pesqueras.
El gobierno anterior encargó la construcción del llamado Interceptor Norte, que recoge los desagües del Costanero y de los colectores situados hacia el norte. Esto sumaría unos 12 m3/s, un 60% de las aguas servidas de las ciudad. Pero el problema es que mover los puntos de descarga no soluciona el problema. O se construye un colector submarino que arroje el desagüe en un punto donde se diluya sin contaminar, o se tratan las aguas antes de verterlas al mar.
Después de El Cairo, Lima es la segunda ciudad en población en el mundo situada en un desierto. Sin embargo, el bajo precio del agua no refleja esta situación y, por tanto, se malgasta. En un sitio tan árido, hay que considerar reusar las aguas servidas para riego u otros fines, mientras que los biosólidos resultantes podrían contribuir a convertir a Lima en una ciudad verde.
Como resultado de una iniciativa del Ministerio de Vivienda, Pro Inversión ha incorporado el desarrollo de una estrategia integral para tratar los desagües de Lima. El mandato incluye, por lo menos, preocuparse de la futura planta de tratamiento de Taboada, al final del interceptor norte, del colector de la Chira y de la planta de San Bartolo. El costo de tratamiento de esta agua se incorporaría a la tarifa de agua para darle sostenibilidad al sistema. La OMS estima que por cada dólar invertido en saneamiento de aguas, se ahorran US$4 en costos de salud. Esta es una tarea importante que ha sido postergada mucho tiempo y que requiere inmediata atención.
Fuente: El Comercio
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