Son ya más de 41 los meses que Julian Assange lleva encerrado entre las paredes de la Embajada de Ecuador en Londres. Más de tres años y medio que dejan huella. Aquí llegó el editor australiano en 2012 huyendo de una extradición a Suecia, donde se le reclamaba para interrogarle por cuatro acusaciones de acoso sexual y violación planteadas por dos mujeres con las que tuvo contacto en agosto de 2010. El plazo para tomarle declaración ha prescrito. De las cuatro acusaciones, solo queda en pie una, la más grave, la de violación. El límite para interrogarle expira el 17 de agosto de 2020.
Assange está desmejorado. Pálido, debilitado, con ojeras. Arrastra una lesión en el hombro derecho que le obliga a estrechar la mano con la izquierda.
Han pasado cinco años desde la publicación de Los Papeles del Departamento de Estado, operación en la que cinco cabeceras –The Guardian, The New York Times, Der Spiegel, Le Monde, EL PAÍS– coordinaron esfuerzos con la plataforma de filtraciones para otorgar salida periodística a 250.000 cables diplomáticos, y parece que por él hubieran pasado algunos más. Desde entonces, está en fuga. Lleva toda una vida en fuga.
Pregunta. WikiLeaks ha publicado, según dice usted, más de 10 millones documentos. ¿Qué diría que han conseguido después de todo?
Respuesta. Bueno, me pide usted que haga una declaración para calificarme a mí mismo…
P. Bueno, más bien, a su organización, WikiLeaks…
R. No es necesario para nosotros haber conseguido nada. WikiLeaks es un proyecto de educación masiva. Hemos construido una significativa biblioteca que muestra cómo se comportan en realidad las instituciones humanas modernas.
“La vigilancia en Internet se está convirtiendo en una amenaza potencial para la civilización”
Su voz suena apagada en esta anodina sala de reuniones de la Embajada. Eso sí, su querencia por los largos monólogos permanece intacta. Aborta en varias ocasiones las preguntas para enredarse en sus dilatados circunloquios.
P. El Cablegate tuvo una amplia repercusión. Sus últimas publicaciones parecen tener menos impacto, ¿a qué lo atribuye?
R. Estoy de acuerdo, en términos generales. Se ha producido una normalización. Hemos publicado ya 2,7 millones de cables. Y este año hemos difundido más material. El documento más importante de 2015 no ha sido muy entendido fuera de Francia. Es la orden de interceptación de contratos [de empresas francesas] valorados en más de 200 millones de dólares. Una prueba del espionaje económico masivo de Estados Unidos contra Francia. Obviamente, esto no lo hace solo en Francia.
La plataforma está activa. Este año filtró, entre otros, 475.413 documentos de la productora Sony. Publicó los mails personales del director de la CIA, John Brennan. Reveló nuevos datos sobre el espionaje de EE UU a sus aliados —caso del Elíseo; escuchas a los ministros de Merkel—. Publicó actas de las negociaciones de los acuerdos de libre comercio de la Asociación Transpacífica (TPP). Difundió cables secretos del Ministerio de Exteriores saudí. Filtraciones más o menos polémicas, con mayor o menor llegada según la región del mundo en que uno se halle, que han revitalizado su presencia en los medios.
Assange, de 44 años, atribuye esta efervescencia a “la expansión de WikiLeaks, a algunas victorias legales y a un esfuerzo tecnológico”. El bloqueo bancario que impedía la llegada del 95% de sus ingresos se ha mitigado. Solo Bank of America y Western Union, dice, bloquean ya las donaciones dirigidas a las arcas de la organización que lidera.
Tras cuatro años sin buzón de recepción de filtraciones abierto —quedó desmontado al abandonar los disidentes de Assange la organización (le echaban en cara su personalismo)—, WikiLeaks cuenta con uno de última generación desde enero. Construir un método para que las fuentes puedan hacer llegar material de modo seguro no es fácil en estos días. “La vigilancia en Internet se está convirtiendo en una amenaza potencial para la civilización, como consecuencia de su amenaza global a la democracia”.
Assange sostiene que la mayoría de las interceptaciones de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) vienen de su cooperación con Google, Facebook y otras grandes firmas tecnológicas de EEUU. “La NSA simplemente clava sus colmillos en estas organizaciones de Silicon Valley y chupa toda la información”. Y lanza su andanada contra las agencias de inteligencia. “El secretismo institucional corrompe. A los incompetentes también les encanta el secretismo. Las agencias nacionales de inteligencia son burocráticas, corruptas e incompetentes. Y por eso en el intercambio de golpes para ver quién se llevaba a Edward Snowden de Hong Kong —¿nos lo llevaríamos nosotros a un sitio de asilo, o se lo llevarían la NSA, la CIA, o el Departamento de Justicia de EE UU a una prisión?— ganamos”.
Las agencias nacionales de inteligencia son burocráticas, corruptas e incompetentes
WikiLeaks se ha propuesto poner en valor la megafiltración de hace cinco años. De ahí que en agosto publicara The WikiLeaks Files: The World According to US Empire [Los expedientes de WikiLeaks: El mundo según el imperio de EE UU], un libro en el que 13 académicos y periodistas analizan las claves geopolíticas que se derivan del análisis de los cables publicados. Con él se pretende poner de manifiesto el modo en que EE UU impone su agenda en el mundo.
P. Si tuviera una filtración de servicios secretos de la que el Estado Islámico pudiera aprovecharse, ¿qué haría?
R. No estoy seguro de lo que quiere decir pero hemos publicado mucho sobre cómo se ha creado la situación actual en Siria. Desde 2006, tenemos declaraciones de la Embajada norteamericana en Siria en las que se dice que querían derribar al Gobierno atizando tensiones sectoriales entre chiíes y suníes, creando paranoia, ese es el término que usan, en el régimen de El Asad. Todo para que creyese que había un golpe de Estado inminente y hacerle “sobreactuar”, que es lo que hizo en 2011. Así que ese era el plan de Estados Unidos y, producto de ello, Francia, Inglaterra, Turquía, Arabia Saudí, Qatar e Israel han participado en esto también. El resultado de medios que no hicieron el adecuado escrutinio y de esta aventura enloquecida de Estados Unidos y sus aliados es la destrucción de Siria. Se suma a otras aventuras enloquecidas previas en Irak y Libia. Nada de eso tenía por qué ocurrir. La consecuencia es que Europa está ahora inundada de refugiados sirios; tenemos la creación del ISIS y de Al Nusra. Millones de personas han sido desplazadas y cientos de miles han muerto.
P. ¿Y todo esto no cambia nada a la hora de publicar información?
R. Solo significa que es necesario publicar más información acerca del conflicto tan pronto como sea posible.
He viajado a más de 50 países, me gusta la variedad, así que preferiría ser libre; libre de estar en muchos países distintos
Mientras la filtración de materiales prosigue, los frentes judiciales se acumulan. En Arabia Saudí, por la publicación de cables; en Australia, por denunciar un caso de sobornos en el sudeste asiático. En el Reino Unido, dice Assange, hay una investigación terrorista
contra él y su colaboradora Sarah Harrison por ayudar a Snowden. Y, además, sostiene, hay un gran caso abierto en Estados Unidos “que ha sido declarado por el Gobierno como un secreto de Estado”.
En cuanto a la acusación por violación a la que debería hacer frente en Suecia, Assange se presenta como víctima de sistemas judiciales poco independientes. “El caso sueco es ahora el caso más infame de acusación falsa, al menos, en el mundo occidental”, alega. La fiscal sueca Marianne Ny intentó interrogarle en la Embajada el pasado mes de junio, después de años sin querer aceptar esta fórmula, pero Ecuador no facilitó la visita porque no se había notificado a tiempo, dijo la Embajada. Assange sostiene que la fiscalía sueca avisó tarde, de modo deliberado, para no tener que interrogarle: así, mantenían el caso vivo y evitaban el desprestigio. “No he tenido ni siquiera las garantías de defensa que tiene todo acusado”.
La situación no termina de desbloquearse y Assange sigue en fuga, recluido en la Embajada. Si pone un pie en la calle, dice, el Reino Unido le arresta.
P. Si pudiera estar fuera de esta embajada, ¿a qué país iría?
R. Preferiría estar con mis hijos. He viajado a más de 50 países, me gusta la variedad, así que preferiría ser libre; libre de estar en muchos países distintos.
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